III.Tratamiento Medicopsicopedagógico.
Hay que destacar en el comienzo del siglo un hecho relevante como es el de la evaluación de la inteligencia, el establecimiento de los niveles y la posibilidad de clasificación a partir de la escala de Binet-Simon (1992), del retraso mental: idiocia, imbecilidad y debilidad mental. Binet en 1898 comenzó a observar a los niños bajo el punto de vista psicológico y pedagógico. Los tests permitieron a Binet y a su colaborador Simon establecer una escala métrica de 3 a 15 años, que constituyó la base de todas las investigaciones hechas sobre el desarrollo intelectual del niño y que fue publicada en el año 1905. Originariamente, Binet fue encargado de construir un test que debía diferenciar entre los niños que podrían beneficiarse de una educación y los que no lo harían. A partir de los tests de Binet-Simon tuvo lugar la revisión de Stanford y adaptaciones sucesivas, gracias a todo lo cual el desarrollo y la psicología del niño han sido estudiados con precisión, de modo objetivo y científico y se ha dado a la psicología y a la psiquiatría un principio de medida, donde está el origen de muchos progresos de la pedagogía moderna. En este sentido, Baez (1989:72) afirma que una de las razones fundamentales que explican el nacimiento de la psicología escolar es ofrecer respuesta a la necesidad que tiene el sistema educativo de identificar y clasificar a los niños que requieren programas educativos especiales o alternativos. Los trabajos pioneros realizados a principios de este siglo por Binet en Francia, Burt en Inglaterra o Gessell en EL UU son ejemplos paradigmáticos del desarrollo de esta función diagnóstica.
IV. Pedagogía Terapéutica:
En poco más de un siglo, de Pereira a Decroly, a través de las investigaciones y ¿ estudios sobre los niños anormales, se asentaron lentamente los principios básicos de la Pedagogía Terapéutica. Estos estudios se inician en España en los albores del siglo XX por obra de Francisco Pereira, quien promueve las primeras publicaciones, las primeras instituciones, los primeros organismos que ponen en marcha el proceso histórico en este ámbito. Citemos en este sentido la aprobación en el año 1902 del reglamento del Colegio Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales. Asimismo, la creación en el año 1920 del Patronato Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales que posteriormente se desglosaría en patronatos diferentes para los ciegos, los sordos y los anormales. Y también la creación en el año 1925 de la Escuela Nacional de Anormales.
La educación especial obtuvo carta de naturaleza y pasó a ser un elemento imprescindible del escenario pedagógico. En concreto, podemos decir que en 1939 en Nueva York se crearon clases incluso para niños plurideficientes, atendiendo por un lado a niños retrasados e inválidos con deficiencias de visión y por otro a niños con sordera, además de la deficiencia mental. En tal situación existía ya toda una
planificación de objetivos y de metodología, que se dan la mano con la filosofía de Seguin y con la concepción actual de la educación especial.
En general en Europa, en EE UU y en todos los países, los pedagogos, los psicólogos y los psiquiatras han unido sus esfuerzos para mejorar la situación del niño deficiente o delincuente. Se ha dado importancia a la educación sensorial y motora y se ha encaminado toda acción a la búsqueda de una vida social normal. A estas alturas del siglo XX y desde el principio de siglo ya ha empezado a tomar cuerpo la Pedagogía Terapéutica desde diferentes ámbitos (Sánchez, 1991). Por un lado, los problemas de delincuencia, marginación e inadaptación, generados por los grandes problemas sociales derivados de la revolución industrial. Por otro lado, la aparente deficiencia mental más o menos detectada como consecuencia del establecimiento de la obligatoriedad de la enseñanza. Y, por último, todo el colectivo de deficientes mentales y sensoriales, ciegos y sordos, para los que existían instituciones especiales.
En este período, Strauss, licenciado en Medicina con ampliación de estudios en Psiquiatría, Neurología y Pedagogía, realizó en Alemania una de las aportaciones más importantes y más duraderas a la educación especial de niños con retraso mental o dificultades del aprendizaje, dado que aparte de las pruebas diagnósticas da pautas de tratamiento. En su obra ya clásica Introducción a la Pedagogía Terapéutica, publicada en el año 1936, pone de manifiesto la diferencia existente a nivel de conducta entre los deficientes mentales por causa exógena o endógena, y por lo mismo la diferencia esencial que tendrá que existir en cuanto al tratamiento. En muchos casos desarrolló ideas adoptadas de Seguin y Montessori y en general su enfoque se centraba en el control del medio ambiente externo. A Strauss le
cabe el honor de haber sido el introductor del término “pedagogía terapéutica” en España, cuando en el año 1933 vino como profesor de la disciplina así denominada a la Universidad de Barcelona.
En el período comprendido entre los años cuarenta y los años cincuenta, el descubrimiento más importante fue el realizado por Kanner, director del servicio de Psiquiatría Infantil del hospital John Hopkins en EE UU, quien -tras haber estudiado 39 casos de niños que parecían retrasados mentales- llegó a la conclusión de que existía una nueva categoría de enfermedad mental. En 1943 informa sobre el autismo, cuya característica principal era la incapacidad para relacionarse normalmente desde el momento del nacimiento.
En relación al retraso mental, en el año 1939 se aceptó oficialmente la definición propuesta por la American Association of Mental Deficiency: “la expresión retraso mental hace referencia a un funcionamiento intelectual general inferior a la media, que tiene su origen en el período del desarrollo y que va asociado a un empeoramiento de la conducta adaptativa”; también se introdujo una terminología nueva, teniendo en cuenta cinco niveles o intervalos de cociente intelectual basados en las normas de Stanford-Binet: límite (CI 83-67), leve (CI 66-59), moderado (CI 49-33), grave (CI 32-16) profundo (CI 16).Puede decirse que, en torno a los años cincuenta, existía ya una conciencia clara sobre la necesidad de atender a los alumnos retrasados en la escuela normal, siempre que se pudiera a través de adaptaciones de material, método y programa. Sólo en los casos de mayor gravedad se recurría a clases especiales, pero buscando siempre la adaptación social, prestando una atención creciente al desarrollo de los programas posescolares, sobre todo en talleres protegidos. De ahí que en líneas generales la educación especial se fundamentara sobre el desarrollo motriz, sensorial, del lenguaje... y se continuara por los aprendizajes escolares, para desembocar al final en las tareas de formación laboral y adaptación social.
La educación especial no sólo abrió sus puertas a los moderadamente retrasados sino que además empezó a revisar algunos enfoques tradicionales para dar un paso más en el proceso del cambio social que en relación a las personas deficientes iba a tener lugar en la segunda mitad del siglo XX. En España, el Patronato de Educación Especial para la Infancia Anormal pasaría a denominarse en el año 1955 Patronato Nacional de Educación Especial. Asimismo, la Escuela Nacional de Anormales se llamaría en el año 1967 Instituto Nacional de Pedagogía Terapéutica, bajo dirección médica (Juarros y Palancar) y pedagógica (María Soriano), siendo modelo de centro de reeducación, formación, investigación y acción interdisciplinar.Podría concluirse que la Pedagogía Terapéutica es una ciencia que se ocupa del tratamiento desde el punto de vista médico, pedagógico y psicológico del deficiente; según las aportaciones de Hanselman primero y de Asperger, Moor, Bonboir, Debesse, Riobó... después. Con el mismo significado salen a la luz las publicaciones con semejante terminología: Heilpädagogik (Alemania), Pedagogía Curativa (Francia), Pedagogía Correctiva (Italia), Ortopedagogía (Países Nórdicos)... en todas las cuales subyace el mismo significado de corregir, tratar, compensar; terminología y concepto que aún se siguen manteniendo en países de habla germana. En resumen, se perfila la Pedagogía Terapéutica como una disciplina que tiene por objeto la educación o reeducación de niños que sufren alteraciones en su desarrollo. Su objeto de estudio es el deficiente, en todas sus facetas y al que se va a tratar de recuperar e integrar en la sociedad, pero a partir de un sistema paralelo al sistema general. Las diferentes definiciones, en función de las diferentes terminologías, pueden verse en la obra de Ortiz (1988) en la que ha sido exhaustivamente tratado este tema. Nos hallamos, pues, ante un concepto de Pedagogía Terapéutica que tiene que ver con la educación de los niños que se apartan de la norma, por lo que son llamados excepcionales, de los niños que tienen trastornos en el desarrollo debido a una causa física, mental o emocional, de loa niños que no pueden seguir una enseñanza normal... por lo que se les recluye en instituciones creadas específicamente para
ellos, donde van a primar los aprendizajes sociales sobre los aprendizajes escolares, con la idea -eso sí- de devolverles al medio normal, de favorecerles la adaptación social. Supone una síntesis clara de la conceptualización clásica de la Pedagogía Terapéutica la expresión de Bautista (1991:16) cuando dice que: “el término Educación Especial se ha utilizado tradicionalmente para designar a un tipo de educación diferente a la ordinaria, que discurría por un camino paralelo a la educación general; de tal forma que el niño al que se le diagnosticaba una deficiencia, discapacidad o minusvalía, era segregado [...] del resto de alumnos considerados como normales. La educación especial se ofrece con un doble objetivo: la formación de la personalidad y la integración social. Es decir, el equilibrio emocional y la adaptación social ocupan un primer lugar, quedando lainstrucción relegada a un segundo plano. De esta manera, son temas claves en educación especial la problemática familiar la educación en las áreas de la autonomía, la comunicación, la socialización y la ocupación y todo lo que contribuya a lograr la autonomía personal y la integración laboral y social en el
seno de la comunidad.
Hay que destacar en el comienzo del siglo un hecho relevante como es el de la evaluación de la inteligencia, el establecimiento de los niveles y la posibilidad de clasificación a partir de la escala de Binet-Simon (1992), del retraso mental: idiocia, imbecilidad y debilidad mental. Binet en 1898 comenzó a observar a los niños bajo el punto de vista psicológico y pedagógico. Los tests permitieron a Binet y a su colaborador Simon establecer una escala métrica de 3 a 15 años, que constituyó la base de todas las investigaciones hechas sobre el desarrollo intelectual del niño y que fue publicada en el año 1905. Originariamente, Binet fue encargado de construir un test que debía diferenciar entre los niños que podrían beneficiarse de una educación y los que no lo harían. A partir de los tests de Binet-Simon tuvo lugar la revisión de Stanford y adaptaciones sucesivas, gracias a todo lo cual el desarrollo y la psicología del niño han sido estudiados con precisión, de modo objetivo y científico y se ha dado a la psicología y a la psiquiatría un principio de medida, donde está el origen de muchos progresos de la pedagogía moderna. En este sentido, Baez (1989:72) afirma que una de las razones fundamentales que explican el nacimiento de la psicología escolar es ofrecer respuesta a la necesidad que tiene el sistema educativo de identificar y clasificar a los niños que requieren programas educativos especiales o alternativos. Los trabajos pioneros realizados a principios de este siglo por Binet en Francia, Burt en Inglaterra o Gessell en EL UU son ejemplos paradigmáticos del desarrollo de esta función diagnóstica.
En
resumen, la organización de la enseñanza de los llamados niños anormales
a finales del siglo XIX y principios del siglo XX estaba centrada en
dos extremos que se darían la mano sin solución de continuidad. Por
una parte, en todos los países civilizados los esfuerzos se dirigieron
inicialmente hacia el adiestramiento de los individuos del más bajo
nivel, con una atención preferentemente médica y en régimen de asilo.
Por otra parte, estaban los individuos que no se adaptaban a los
centros de enseñanza y para los que se crean las clases especiales, como
las de la calle Pigalle en Paris o las de Halle en Alemania o ya en
el siglo XX las clases de niños retrasados introducidas por primera vez
por Claparède en la enseñanza pública en Suiza. También desde Suiza
empieza a dejarse notar la influencia de Piaget en la educación especial
(Furt y Wachs, 1978). Pero la verdadera influencia europea llega a
todas partes de la mano de Decroly, quien en las prácticas de
hospital entra en contacto con los deficientes mentales y ve claramente
que el tratamiento no puede llevarse a cabo a través de la medicina sino
por la vía educativa. Crea en 1901 en
Bruselas una escuela especial
para retrasados y anormales, cuya metodología extrapola después a los
normales. Tanto Decroly como Descoeudres (Decroly y Monchamp, 1983), a
la vez psicólogos y pedagogos, influenciados también por Rousseau y
Seguin, defienden la educación en el medio ambiente natural: familia,
escuela, comunidad. Basan su educación en los principios de estimulación
corporal,
el adiestramiento sensorial, el aprendizaje globalizado, la
individualización de la enseñanza,el carácter utilitario de la misma y
el uso del juego en el libre ejercicio. Decroly estudio especialmente a
los retrasados escolares y estableció una clasificación de los niños
anormales; se declaró partidario de los principios de Fröebel y estuvo
influido además por las teorías de Dewey; pero se dedicó sobre todo a
crear su método pedagógico de enseñanza globalizada. Fue uno de los más
modernos educadores de niños deficientes mentales, en el cual se
cristalizan todos los avances del momento y se cifran todas las
esperanzas.
IV. Pedagogía Terapéutica:
En poco más de un siglo, de Pereira a Decroly, a través de las investigaciones y ¿ estudios sobre los niños anormales, se asentaron lentamente los principios básicos de la Pedagogía Terapéutica. Estos estudios se inician en España en los albores del siglo XX por obra de Francisco Pereira, quien promueve las primeras publicaciones, las primeras instituciones, los primeros organismos que ponen en marcha el proceso histórico en este ámbito. Citemos en este sentido la aprobación en el año 1902 del reglamento del Colegio Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales. Asimismo, la creación en el año 1920 del Patronato Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales que posteriormente se desglosaría en patronatos diferentes para los ciegos, los sordos y los anormales. Y también la creación en el año 1925 de la Escuela Nacional de Anormales.
En
este momento se dan avances notables en cuanto a la actitud de la
población, que pasa a considerar a las personas disminuidas como
personas educables y en cuanto a la intervención interdisciplinar que incide
a nivel medicopsicopedagógico y de asistencia social. Podemos decir
que, en la década de los treinta la educación especial para niños física
y mentalmente disminuidos ha superado el estado experimental y todos
reciben la educación que les corresponde. En estalínea podemos encontrar
toda una planificación educativa en la que se parte de la detección
precoz y el diagnóstico precoz, de la identificación de las necesidades y
la planificación de las respuestas a esas necesidades, de la forma
individualizada de intervenir a la forma socializada de enfocar el final
de la educación, preparando para una tarea laboral y una inserción en
la comunidad. En este período parece ser que hubo una bifurcación, que
no supuso ruptura, entre los organismos que se ocupaban de los
deficientes visuales y los que se responsabilizaban del resto de las
discapacidades. En España, por una parte, se crea en el año de 1935
el Patronato de Educación Especial para la infancia Anormal; por otra
parte, surge la Organización Nacional de Ciegos, creada en el año 1938,
uno de cuyos objetivos principales es la formación de los niños y
jóvenes deficientes visuales.
La educación especial obtuvo carta de naturaleza y pasó a ser un elemento imprescindible del escenario pedagógico. En concreto, podemos decir que en 1939 en Nueva York se crearon clases incluso para niños plurideficientes, atendiendo por un lado a niños retrasados e inválidos con deficiencias de visión y por otro a niños con sordera, además de la deficiencia mental. En tal situación existía ya toda una
planificación de objetivos y de metodología, que se dan la mano con la filosofía de Seguin y con la concepción actual de la educación especial.
En general en Europa, en EE UU y en todos los países, los pedagogos, los psicólogos y los psiquiatras han unido sus esfuerzos para mejorar la situación del niño deficiente o delincuente. Se ha dado importancia a la educación sensorial y motora y se ha encaminado toda acción a la búsqueda de una vida social normal. A estas alturas del siglo XX y desde el principio de siglo ya ha empezado a tomar cuerpo la Pedagogía Terapéutica desde diferentes ámbitos (Sánchez, 1991). Por un lado, los problemas de delincuencia, marginación e inadaptación, generados por los grandes problemas sociales derivados de la revolución industrial. Por otro lado, la aparente deficiencia mental más o menos detectada como consecuencia del establecimiento de la obligatoriedad de la enseñanza. Y, por último, todo el colectivo de deficientes mentales y sensoriales, ciegos y sordos, para los que existían instituciones especiales.
En este período, Strauss, licenciado en Medicina con ampliación de estudios en Psiquiatría, Neurología y Pedagogía, realizó en Alemania una de las aportaciones más importantes y más duraderas a la educación especial de niños con retraso mental o dificultades del aprendizaje, dado que aparte de las pruebas diagnósticas da pautas de tratamiento. En su obra ya clásica Introducción a la Pedagogía Terapéutica, publicada en el año 1936, pone de manifiesto la diferencia existente a nivel de conducta entre los deficientes mentales por causa exógena o endógena, y por lo mismo la diferencia esencial que tendrá que existir en cuanto al tratamiento. En muchos casos desarrolló ideas adoptadas de Seguin y Montessori y en general su enfoque se centraba en el control del medio ambiente externo. A Strauss le
cabe el honor de haber sido el introductor del término “pedagogía terapéutica” en España, cuando en el año 1933 vino como profesor de la disciplina así denominada a la Universidad de Barcelona.
En el período comprendido entre los años cuarenta y los años cincuenta, el descubrimiento más importante fue el realizado por Kanner, director del servicio de Psiquiatría Infantil del hospital John Hopkins en EE UU, quien -tras haber estudiado 39 casos de niños que parecían retrasados mentales- llegó a la conclusión de que existía una nueva categoría de enfermedad mental. En 1943 informa sobre el autismo, cuya característica principal era la incapacidad para relacionarse normalmente desde el momento del nacimiento.
En relación al retraso mental, en el año 1939 se aceptó oficialmente la definición propuesta por la American Association of Mental Deficiency: “la expresión retraso mental hace referencia a un funcionamiento intelectual general inferior a la media, que tiene su origen en el período del desarrollo y que va asociado a un empeoramiento de la conducta adaptativa”; también se introdujo una terminología nueva, teniendo en cuenta cinco niveles o intervalos de cociente intelectual basados en las normas de Stanford-Binet: límite (CI 83-67), leve (CI 66-59), moderado (CI 49-33), grave (CI 32-16) profundo (CI 16).Puede decirse que, en torno a los años cincuenta, existía ya una conciencia clara sobre la necesidad de atender a los alumnos retrasados en la escuela normal, siempre que se pudiera a través de adaptaciones de material, método y programa. Sólo en los casos de mayor gravedad se recurría a clases especiales, pero buscando siempre la adaptación social, prestando una atención creciente al desarrollo de los programas posescolares, sobre todo en talleres protegidos. De ahí que en líneas generales la educación especial se fundamentara sobre el desarrollo motriz, sensorial, del lenguaje... y se continuara por los aprendizajes escolares, para desembocar al final en las tareas de formación laboral y adaptación social.
La educación especial no sólo abrió sus puertas a los moderadamente retrasados sino que además empezó a revisar algunos enfoques tradicionales para dar un paso más en el proceso del cambio social que en relación a las personas deficientes iba a tener lugar en la segunda mitad del siglo XX. En España, el Patronato de Educación Especial para la Infancia Anormal pasaría a denominarse en el año 1955 Patronato Nacional de Educación Especial. Asimismo, la Escuela Nacional de Anormales se llamaría en el año 1967 Instituto Nacional de Pedagogía Terapéutica, bajo dirección médica (Juarros y Palancar) y pedagógica (María Soriano), siendo modelo de centro de reeducación, formación, investigación y acción interdisciplinar.Podría concluirse que la Pedagogía Terapéutica es una ciencia que se ocupa del tratamiento desde el punto de vista médico, pedagógico y psicológico del deficiente; según las aportaciones de Hanselman primero y de Asperger, Moor, Bonboir, Debesse, Riobó... después. Con el mismo significado salen a la luz las publicaciones con semejante terminología: Heilpädagogik (Alemania), Pedagogía Curativa (Francia), Pedagogía Correctiva (Italia), Ortopedagogía (Países Nórdicos)... en todas las cuales subyace el mismo significado de corregir, tratar, compensar; terminología y concepto que aún se siguen manteniendo en países de habla germana. En resumen, se perfila la Pedagogía Terapéutica como una disciplina que tiene por objeto la educación o reeducación de niños que sufren alteraciones en su desarrollo. Su objeto de estudio es el deficiente, en todas sus facetas y al que se va a tratar de recuperar e integrar en la sociedad, pero a partir de un sistema paralelo al sistema general. Las diferentes definiciones, en función de las diferentes terminologías, pueden verse en la obra de Ortiz (1988) en la que ha sido exhaustivamente tratado este tema. Nos hallamos, pues, ante un concepto de Pedagogía Terapéutica que tiene que ver con la educación de los niños que se apartan de la norma, por lo que son llamados excepcionales, de los niños que tienen trastornos en el desarrollo debido a una causa física, mental o emocional, de loa niños que no pueden seguir una enseñanza normal... por lo que se les recluye en instituciones creadas específicamente para
ellos, donde van a primar los aprendizajes sociales sobre los aprendizajes escolares, con la idea -eso sí- de devolverles al medio normal, de favorecerles la adaptación social. Supone una síntesis clara de la conceptualización clásica de la Pedagogía Terapéutica la expresión de Bautista (1991:16) cuando dice que: “el término Educación Especial se ha utilizado tradicionalmente para designar a un tipo de educación diferente a la ordinaria, que discurría por un camino paralelo a la educación general; de tal forma que el niño al que se le diagnosticaba una deficiencia, discapacidad o minusvalía, era segregado [...] del resto de alumnos considerados como normales. La educación especial se ofrece con un doble objetivo: la formación de la personalidad y la integración social. Es decir, el equilibrio emocional y la adaptación social ocupan un primer lugar, quedando lainstrucción relegada a un segundo plano. De esta manera, son temas claves en educación especial la problemática familiar la educación en las áreas de la autonomía, la comunicación, la socialización y la ocupación y todo lo que contribuya a lograr la autonomía personal y la integración laboral y social en el
seno de la comunidad.
Esta información es tomado de artículo sobre
LAS PERSONAS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO
Ma. DEL CARMEN ORTIZ GONZÁLEZ
Universidad de Salamanca
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO
Ma. DEL CARMEN ORTIZ GONZÁLEZ
Universidad de Salamanca
No hay comentarios:
Publicar un comentario