viernes, 20 de junio de 2014

CONTINUACIÓN...

       Segunda fase: Elaboración de la propuesta curricular individualizada.
Se trata en esta segunda fase de determinar las actuaciones educativas especiales, fijando las adaptaciones curriculares en relación al nivel, ciclo o aula, que van a permitir a los alumnos la consecución de los objetivos generales de etapa, intentando que todos los alumnos tengan acceso al
currículo general. Pueden ser necesarios una modificación de los elementos básicos del currículo o de los medios especiales de acceso al currículo o a una atención particular a la estructura social y al clima emocional en que está teniendo lugar el proceso de enseñanza aprendizaje. Así, según los elementos que se encuentren implicados en el proceso de adaptación, se puede hablar de adaptaciones de acceso al currículo o de adaptaciones curriculares, previas a la fase de intervención.

Por una parte, están las adaptaciones de acceso al currículo, que hacen referencia a recursos materiales, espacios y sistemas de comunicación alternativa, y que estarían directamente relacionados tanto con los
recursos personales como con las condiciones organizativas. Entre los recursos materiales se encuentran el material escrito, el mobiliario, los instrumentos y técnicas para facilitar la autonomía, el desplazamiento, la visión, la audición y la comunicación. En las condiciones organizativas entrarían las condiciones de acceso físico a la escuela (rampas y ascensores) y la funcionalidad de los espacios para agrupamientos flexibles, con el fin de organizar los grupos, los horarios y las actividades (aulas, salas
múltiples, tutorías).

Por otra parte, están las adaptaciones curriculares, que constituyen el conjunto de modificaciones que se han de realizar empezando con la metodología y las actividades de enseñanza-aprendizaje, para
proseguir con los objetivos y contenidos, y en relación a éstos, las adaptaciones harán referencia a la temporalización, priorización y eliminación o introducción de algún objetivo o contenido; lo que se
complementa con la elaboración de criterios de evaluación.

El paso a la intervención requiere la colaboración de la familia y el apoyo de los profesionales (profesores de apoyo, logopeda, fisioterapeuta, cuidador y miembros del equipo psicopedagógico y del departamento de orientación) cuya actuación ha de establecer en función de la pertinencia del programa
que se haya elaborado para cada alumno determinado. Esto pone de manifiesto un tema crucial como es el de la formación inicial y permanente de los profesionales, el cambio de actitudes, el entrenamiento para el trabajo en equipo (Parrilla, 1992). Por último, no puede olvidarse la consideración de la estructura social y el clima motivacional en el que se va a desarrollar la sesión, así como la interacción a nivel individual y de grupo y la máxima flexibilidad.

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