I. Antecedentes:
Si
hacemos un largo recorrido por la historia de las civilizaciones y nos
remontamos a la Antigüedad Clásica como punto de referencia,conocemos,
por el tratamiento que reciben, la existencia de seres queno merecen
vivir y que son arrojados por el monte Taijeto en Esparta o por la roca
Tarpeia en Roma.No obstante, desde la filosofía, la medicina, la
literatura o la leyenda, se intenta establecer una causa y
también una especie de diferenciación entre las distintas deficiencias (Heuyer, 1962). También junto a un diagnóstico diferencial parece encontrarse, incluso en el Talmud, cierta respuesta a la diversidad:
“No equiparéis al sordo y al mudo en la categoría de los idiotas o de aquellos individuos de irresponsabilidad moral, porque pueden ser instruidos y hechos inteligentes” (citado por Perelló, 1978, p. 51). Ya en la Edad Media, aquellos que de algún modo eran considerados anormales, eran olvidados, rechazados e incluso temidos. Se va configurando -así- un concepto de la anormalidad y del defecto que conduce al rechazo social, al temor y hasta la persecución, tanto por parte de los poderes civiles como religiosos, por confundirlos con locos, herejes, embrujados, delincuentes, vagos, maleantes o seres prostituidos (Scheerenberger, 1985). El paso al Renacimiento trae consigo un trato más humanitario hacia el colectivo de personas marginadas en general. Desde las órdenes religiosas se da un paso adelante al considerar a los deficientes como personas, si bien la atención educativa se inicia más bien con los deficientes sensoriales que con los mentales.
también una especie de diferenciación entre las distintas deficiencias (Heuyer, 1962). También junto a un diagnóstico diferencial parece encontrarse, incluso en el Talmud, cierta respuesta a la diversidad:
“No equiparéis al sordo y al mudo en la categoría de los idiotas o de aquellos individuos de irresponsabilidad moral, porque pueden ser instruidos y hechos inteligentes” (citado por Perelló, 1978, p. 51). Ya en la Edad Media, aquellos que de algún modo eran considerados anormales, eran olvidados, rechazados e incluso temidos. Se va configurando -así- un concepto de la anormalidad y del defecto que conduce al rechazo social, al temor y hasta la persecución, tanto por parte de los poderes civiles como religiosos, por confundirlos con locos, herejes, embrujados, delincuentes, vagos, maleantes o seres prostituidos (Scheerenberger, 1985). El paso al Renacimiento trae consigo un trato más humanitario hacia el colectivo de personas marginadas en general. Desde las órdenes religiosas se da un paso adelante al considerar a los deficientes como personas, si bien la atención educativa se inicia más bien con los deficientes sensoriales que con los mentales.
Esta información es tomada del artículo sobre
LAS PERSONAS CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO
Ma. DEL CARMEN ORTIZ GONZÁLEZ
Universidad de Salamanca
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO
Ma. DEL CARMEN ORTIZ GONZÁLEZ
Universidad de Salamanca
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